La buena vecindad. Lo que tú y yo siempre habíamos deseado para nuestra vejez.
De Antonio Tabares.
Delirium Teatro nos trae esta comedia ácida y descarnada, para reírnos de nosotros mismos; de mostrarnos ante el espejo como lo que somos: pequeños, acomplejados y ridículos seres.
Cuando los sucesivos estados de alarma y las órdenes de confinamiento nos encerraron en nuestras casas, obligándonos a una convivencia permanente con nuestros vecinos, surgieron conflictos y enfrentamientos larvados durante mucho tiempo, con nuestros propios familiares, pero también con quienes viven junto a nosotros, personas desconocidas a las que muchas veces debemos sufrir y soportar, muy a pesar nuestro.
De repente este texto, escrito en 2009, cobró una actualidad inesperada bajo una nueva luz: la de que estamos condenados a vivir en comunidad aunque no queramos; y de que en situaciones de emergencia esa convivencia puede degenerar en situaciones límite. Ese es uno de los temas principales de La buena vecindad, pero no el único.
La apacible y monótona vida de Manolo y Carmen se ve soliviantada por la llegada a su edificio de unos nuevos inquilinos especialmente ruidosos. Desbordados por la situación e incapaces de tomar una decisión, el matrimonio imagina mil y una fórmulas, a cada cual más disparatada, para librarse de sus indeseables vecinos y lograr así la ansiada tranquilidad que siempre habían deseado para su vejez.
La pareja protagonista es incapaz de hacer frente a la realidad que les rodea (“¿Por qué la vida real será tan difícil?”, se pregunta Manolo en un momento de la función), y prefiere vivir en la seguridad de un mundo creado por su imaginación, donde todo es posible, donde los crímenes pueden quedar impunes, pero también los miedos adquieren dimensiones insospechadas. Y todo ello, contado desde el humor, que es siempre la mejor manera de canalizar los temores e inseguridades de la sociedad en la que estamos obligados a convivir.
Más allá de exponer en clave de comedia las dificultades que conlleva la convivencia cotidiana, La buena vecindad refleja las coartadas, autoengaños y justificaciones a las que nos agarramos día a día para no tener que afrontar una realidad incómoda e implacable.
Antonio Tabares vuelve de nuevo a meter el dedo en la llaga. En La buena vecindad, que lleva como subtítulo Lo que tú y yo habíamos deseado para nuestra vejez, nos plantea una situación bastante común y desgraciadamente muy frecuente entre comunidades de vecinos. El egoísmo, la inconsciencia y el comportamiento antisocial de unos, pone en jaque la tranquila y armoniosa vida de otros.
*Las entradas no se han puesto a la venta.